Este viaje realizado en el 2018 ha sido el origen de esta web. Nuestro destino: Santorini. Pasamos por Italia, Albania y un poco de Macedonia: Ohrid y Grecia hasta Santorini en moto. Tres trayectos en barco (lo mismo a la vuelta) y como curiosidad, ambos habíamos dejamos el trabajo por diferentes motivos. Contábamos con un acuerdo para la vuelta, pero ninguno de los dos teníamos nada firmado.
La idea de este viaje surge de repente al fallarnos lo que teníamos previsto: EEUU-Ruta 66. Ante la imposibilidad de ir a EEUU, pensé en unos días de playa porque Elisa, que tiene vicio con la arena y el sol, llevaba muchos años sin pisarla. No soy muy aficionado a la playa y siempre surge algún otro destino, pero ese año pasaríamos unos días playeros, aunque sin dejar de hacer algunos kms. en moto.
La crónica no es una descripción al uso de los diferentes trayectos y sus peculiaridades sino una serie de disquisiciones y pensamientos (en definitiva, tonterías) que se me pasaban por la cabeza. Como parecía que tenía buena acogida entre mis amigos y conocidos, me propuse hacer toda la crónica del viaje en ese plan. Eso sí, si alguien quiere alguna información «seria» no tiene más que pedirla y le proporcionaré todo de lo que disponga.
En cursiva y negrita aparecerá lo publicado en facebook, lo escrito como complemento para el blog en letra normal. Lo he dividido en varias partes para no cansar demasiado.
Arrancamos
Preparados para iniciar el viaje. Elisa, la moto, el pollo y yo. No había prisa, teníamos que llegar al puerto de Barcelona a las 20:00 para embarcar rumbo a Civitavecchia. Muchas horas para hacer los cerca de 700 kms. que nos separaban del puerto.
Vamos con la Pan-European ST1100, una moto cómoda y fiable como pocas; tiene sus añitos, pero ronronea con una calidez que me pone…, en fin, que empiezo a desvariar.
El Boalo – puerto de Barcelona
Día 1: Casa – Barcelona, casi 700 kms de autovía y autopista por delante, muy aburrido. Un buen motivo para enchufar a toda leche Platero y tu y Fito y Fitipaldis, grito pelado dentro del casco; mis tímpanos aguantaron sin contratiempos los numerosos gallos.
Etapa de aburrimiento, a las 22:00 se abría el embarque, teníamos que llegar dos horas antes para hacer el papeleo con tiempo, estar de los primeros y evitar las aglomeraciones de última hora.
En cuanto al texto, he de decir que el de los gallos era yo, ni mucho menos quería insinuar que el amigo Fito cante mal.
Leyendo esto, alguno me calificará de delincuente ya que el uso de intercomunicador (a lo que se puede añadir alaridos y baile encima de la moto) no es una actividad aceptada por los señores de verde. Sin embargo, parece que esto en breve va a cambiar (el tratamiento de los intercomunicadores, el verde seguirá siendo el color de los señores de verde).
En mi descargo apuntar que tantos kms. sin nada más que sujetar el acelerador producen un desagradable aburrimiento con el peligro que ello supone y el entretenimiento musical, aún fuera de la ley, se hace casi imprescindible.
Puerto de Barcelona – Civitavecchia
Día 2: Barcelona – Civitavecchia, 2 horas de retraso en la salida. Aprovechando lo aburrido del barco inicio un estudio socio-cultural y llego a una conclusión: los italianos de macarrones saben un huevo, pero de enfriar cerveza, ni pajolera idea.
Si los kms. de autopista son aburridos, no te cuento el barco… Lo cierto es que a mí me parece una muy buena opción para evitar días y kms. de autopista que aportan poco al viaje. Efectivamente, así es: desde Barcelona a Civitavecchia hay cerca de 1300 kms.; ¿se pueden hacer en dos días? Si lo haces por secundarias, tardas mucho más de dos días; si lo haces por autopista sí podría hacerse pero en mi opinión, hacer más de 500 kms al día por autopista es demasiado, es muy aburrido, con lo que busco lugares en los que parar y tener tiempo para ver algo, pasear, etc. En definitiva, que tampoco hago esa distancia en 2 días.
En cambio en el barco son 22 horas, es decir, en un día haces lo que yo haría en moto en 3. Si a esto añades que sale incluso más barato contando con gasolina, autopista, hoteles, comida, etc….. Para mí totalmente recomendable.
Además, el barco tiene una ventaja importante: hay barra de bar abierta constantemente, con cerveza y buena, eso sí, a unos precios que hacen temblar al presupuesto más holgado. Sin embargo, esto también tiene su cara buena: te obliga a practicar la contención (tened en cuenta que la opción del «simpa» no es viable en un barco que está en alta mar).
Ahora bien, como decía en el texto publicado, no tienen ni idea de refrescar cerveza, quizá se toman muy en serio eso de que el origen de la cerveza era una sopa de cereales, de cebada concretamente, que derivó (por suerte) en la bebida que ahora conocemos.
Para finalizar el día, al llegar a la habitación que teníamos en Civitavecchia, reflexioné sobre el día transcurrido y ello dio lugar a la publicación siguiente:
Última consideración del dia: el ferry. Hemos viajado los dos en un camarote para 4, pero me río yo de eso de 4, éramos dos y conocidos (incluso casados) y aun así estábamos tan pegados que me sonrojaba. Vamos, que quieras o no y conozcas o no a la otra persona, hay intercambio de fluidos seguro, así que 4…. Y el baño? Menudo figura el que lo diseñó, los maestros japoneses de bonsáis unos chapuzas a su lado. Al ducharme he tenido que utilizar músculos que no sabía que existían para realizar las contorsiones necesarias para poder mojarme por todos lados. De hecho, he visto una publicidad de un crucero de 8 días tras el cual te aseguran que puedes realizar todas las figuras del kamasutra, tanto en 2D como en 3D, con total acierto (también indican que no es necesario hacerlas todas el mismo día).
Civitavecchia – Bari
Otra etapa aburrida de autovía y autopista para llegar a Bari; el ferry sale a las 20:00 con lo que tenemos que llegar a eso de las 18:00 para el papeleo y el embarque.
Día 3: Civitavecchia – Bari, otra vez autovía y autopista, hoy música variada hasta que se me pase el esguince de cuello provocado el día 1. Termino la jornada con una erudita reflexión socio-económica: SPMADRE, CASI 2€ EL LITRO DE GASOLINA.
Unos 500 kms. por delante sin perspectivas de nada más interesante que parar a comer algo de pasta, que tengo oído que se les da bien por la zona. Sin embargo, como no podía ser de otra forma, la ruta nos lleva a situaciones insospechadas:
Tontería del día: paramos a comer en un chiringuito de la autopista, nos acercamos a la camarera y le pedimos el primer plato el menú y sin darnos opción se da vuelta y se va a la cocina; al momento regresa y empezamos a pedir el segundo y muy amable nos sugiere una combinación de cosas a buen precio, lo cual aceptamos. Al momento aparece con una bandeja y lo que nos acaba de sugerir, pero no están los primeros por ningún lado. Preguntamos y se genera cierto desasosiego entre la gente de detrás de la barra ante lo cual, extrañados, aceptamos lo que nos dan y pagamos. Según estamos comiendo aparece la camarera con los primeros perdidos… Claro, flipando porque nos acababa de decir que los primeros no, pero bueno, venga déjalos y ya veremos. Solución al misterio de los platos que aparecen y desaparecen: eran dos camareras idénticas, pedimos unos platos a una y cuando se mete a la cocina aparece la segunda con la sugerencia…. Ellas alucinaban, pero nosotros también sobre todo cuando las hemos visto juntas y hemos entendido todo. Nos hemos puesto las botas.
Ya sé que este episodio no dice nada a favor de mi capacidad de observación, pero es que era iguales y con el mismo uniforme. No recuerdo dónde ocurrió, no era una ruta para recordar, pero si tengo ocasión buscaré el sitio y saludaré a las gemelas.
Bari – Durrës – Ohrid
Día 4: Bari – Durres – Ohrid, primera parte en ferry por la noche, pero sin camarote, en una sala comunal llena de butacones herrumbrosos. Para hacerse una idea, se duerme, además de incómodo, un poco, pero poco, más tranquilo que un reo norteamericano de color (negro) en el corredor de la muerte. Frontera de entrada a Albania, debe haber excedente de polis, hemos pasado además del control de pasaportes, el de seguro para el vehículo y 3 ó 4 más (rápidos, miraban la matrícula y nos dejaban pasar). Posteriormente la de Macedonia, otra vez todos los papeles. Por cierto, no hacían más que pedirme la carta verde y yo les daba una fotocopia en blanco y negro, pero colaba.
Poco que decir del ferry a Albania; quiero decir poco bueno, de lo malo hay mucho, como se desprende del escrito publicado en su día. Sin embargo, en la espera en el puerto hicimos amistad (todo lo que su idioma y el nuestro nos permitió) con una familia albana. Todo empezó por el hijo de unos 2 años que estaba encantado con la moto y no se separaba de ella; aunque no sé si lo que le llamaba la atención era la moto o el pollo -muñeco- que llevábamos colgando. El caso es que por señas le dijimos al padre que le subiese en la moto y así empezamos a intentar entendernos.
La verdad es que a primera vista el hombre aquél daba cierto respeto, era un tipo bajito, ancho de hombros, músculos definidos de trabajar no de gimnasio, de piel aceitunada y bigote otomano que le hacía cara de masticar mafiosos sicilianos cada mañana. Sin embargo, fue muy amable y atento con nosotros, al igual que el resto de su familia. Una pena que no pudimos conocerles mejor por el idioma: había poca concordancia entre su albano-italiano y nuestro vallecano-italiano.
Nada más salir del barco y pasar los controles policiales empiezas a darte cuenta de la cantidad de mercedes (los coches alemanes, no mujeres) que hay; nuevos.., viejos… mejor o peor conservados…. pero impresiona, prácticamente no hay otra marca. Posteriormente supimos que en Albania hay una alta concentración de mercedes robados en toda Europa, incluso en una reunión internacional a la que acudía un ministro albanés, no pudo pasar la frontera por viajar en un mercedes robado. No sé la veracidad de este comentario, pero lo he visto en varias fuentes por internet.
Otra cosa sorprendente en los primeros 20-30 primeros kms. tirando hacia el interior del país es la cantidad exagerada de gasolineras y cafés que hay. Encuentras una gasolinera o un café o un local con ambos servicios a cada momento, es sorprendente. En los cafés siempre hay gente, hombres, 4 ó 5 personas, charlando con su café o té y todos con la pinta del hombre que conocimos en Bari, de forma que era muy fácil imaginar que los maleteros de los mercedes aparcados a la puerta estaban llenos de kalashnikov.
Quizá fuesen los prejuicios de europeo acomodado desconocedor del país, pero sí tenía cierto resquemor, lo cual era totalmente innecesario porque la gente con la que topamos en el camino se encargaron de hacerme ver lo equivocado que estaba.
En cuanto a las carreteras albanas, según lo que habíamos leído no estaban entre las mejores precisamente, sin embargo, las que nosotros utilizamos eran buenas e incluso había muchas nuevas recién abiertas, lo cual provocó algún equívoco en el navegador. Sin embargo, en un par de días pudimos comprobar que las malas referencias sobre el estado de las carreteras no era infundado.
En cuanto a lo importante, un apunte socio-cultural: observamos que los lugareños tiraban de cerveza importada; tras probar la cerveza albana comprendimos el porqué; el caso es que de color está bien, pero es lo único aceptable.
Otra de camareras: paramos a comer, pedimos, comemos…. Bien la comida, muy abundante y barata y pedimos la cuenta: empieza a hacer números y dice algo, saco un billete de 2000 leks se lo entrego y digo «ok?» preguntando si es suficiente y a la vez ella inicia un movimiento para darme la vuelta (al final me enteré que eran 1500 leks) pero entiende por mi pregunta que se los quede de propina…. Tras lo cual, a modo de agradecimiento, procede a contarnos que tiene un hijo que se ha casado con una chica de Estonia y tiene un niño pequeño de 3 años y alguna que otra bobada más que he sido incapaz de recordar. Era algo menos de 5€, pero es un claro ejemplo de la necesidad de viajar sabiendo idiomas.
La comida rara, pero rica, abundante y barata. El trayecto hasta la frontera con Macedonia, salvo los despistes del navegador, bastante agradable. Eso sí, en cuanto recorres el primer kilómetro albano, te empiezan a crecer ojos por todas partes como defensa propia para circular por allí: hace falta ir con mil ojos. Así lo dejamos publicado en aquél momento:
Apunte sobre seguridad vial en Albania: jajaja.