Ohrid (Macedonia)
Desde Tetovo a Ohrid, aparte de algunas zonas boscosas interesantes, solo señalar la multitud de pequeños pueblos muy pegados unos a otros en la zona agrícola de la llanura a los pies de las montañas que separan Macedonia de Kosovo y Albania. Toda esta zona tiene una mayoría étnica albanesa prueba de lo cual es la caótica y despreocupada circulación; de hecho, a punto estuvimos de tener un percance al adelantar a un pequeño camión cargado hasta los topes que se propuso entrar en una especie de desguace para lo cual tenía que girar a la izquierda.
La maniobra la tenía que hacer en mitad de una gran recta atravesando el carril contrario e inició el giro sin señalizarlo a la vez que yo cambiaba de carril para el adelantamiento. Lo que el otro conductor no había hecho antes, mirar el retrovisor por si venía alguien por detrás, lo hizo en el último momento y entre su rectificación y mi esquiva salimos indemnes del percance. Por otro lado, sirvió para acabar con el incesante parloteo que llevábamos en el coche, al menos durante unos 10 minutos.
Tras una parada para reponer líquidos y sólidos en Struga, llegamos a Ohrid (también conocida como Ocrida), ciudad milenaria y una de las más bonitas y turísticas de los Balcanes.
Situada junto al lago del mismo nombre, enlazaba Oriente y Occidente a través de la Vía Egnatia que cruzaba desde el Mar Adriático a Bizancio (actual Estambul). Junto a Hercalia Lyncentis en Bitola y Stobi más hacia el este, aseguraba dicha vía de comunicación y comercial con Bizancio. Aquí se encuentra el monasterio eslavo más antiguo así como la primera universidad de los Balcanes; ambos fueron esenciales en la cristianización de los eslavos.
Dicho monasterio es el de San Pantaleón fundado por San Clemente de Ohrid, que junto a San Naum (fundador de otro monasterio pocos años después en la parte sur del lago) fueron figuras importantes en la alfabetización, educación y cristianización de los eslavos. Ambos fueron discípulos de San Cirilo y San Metodio y continuadores de su legado cultural.
La ciudad medieval se enclava en la ladera de una colina cuya cúspide ocupa la fortaleza de Samuel y se caracteriza por la arquitectura otomana con galerías porticadas y las casas típicas de fachadas blancas surcadas por el marrón oscuro de los marcos y travesaños de las ventanas.
Imprescindible perderse por sus calles aunque hay que ir equipado con respirador y desfibrilador: hay unas pendientes que te destrozan física y mentalmente. Podemos decirlo con conocimiento de causa tras el “paseo” desde la orilla del lago en el monasterio de San Juan Kaneo hasta nuestro apartamento situado muy cerca de la entrada a la fortaleza de Samuel, es decir, en la parte alta de la colina.
Consecuencia de la “experiencia” de ese paseo surgió el texto del día:
Hoy dedicamos el día a patear Ohrid, su centro histórico, diversas Iglesias y monasterios, mezquitas, calles comerciales, comida… vamos, que tenemos mucho material para analizar. Así que vayamos por partes, como dijo Jack el destripador.
CENTRO HISTÓRICO: el Ohrid medieval se asienta en una colina de pronunciadas pendientes y coronada por la Fortaleza de Samuel. Este tal Samuel fue uno de los personajes más importantes de la historia de Macedonia y por demás campechano (como nuestro emérito) dado que no ostenta título alguno (emperador, rey, zar, etc.) ni sobrenombre (el Sabio, el Empalador, el Pasivo-Agresivo…).
La fortaleza conforma un amplio recinto protegido con muy alta capacidad para acoger al pueblo en caso de peligro. Sin embargo, diversos estudios ponen de relieve los múltiples casos de grandes matanzas de la población de Ohrid ante ataques enemigos, principalmente de otomanos con mucha mala leche.
Los principales estudiosos del tema no se ponen de acuerdo en la explicación, sin embargo, tras analizar el terreno y hablar con el historiador Goran Chapuzinski, estimo que su teoría tiene visos de ser muy cercana a la realidad, teoría que sostiene que la ubicación física de la fortaleza y la singular orografía de la colina podrían explicar el tema.
El propio Goran me argumentó sobre el terreno (en un zona cualquiera de la ciudad medieval) su punto de vista, lo cual describo con sus propias palabras:
Me dijo: «imagina que estás realizando las labores propias de populacho y desde las almenas detectan la llegada del malvado otomano, con lo que desgañitan las campanas a modo de aviso para que todo el mundo corra a refugiarse en la fortaleza… Localiza con tu mirada la fortaleza… Si tu fueses un habitante del Ohrid medieval ¿qué piensas?».
Efectivamente, mi respuesta corroboró su teoría y me convenció de la bondad de la misma: «una polla como una olla voy a subir corriendo estas cuestas para llegar a la fortaleza, prefiero que me revienten estos capullos turcos».
MONASTERIOS: desde aquí quiero realizar una crítica constructiva a la autoridades eclesiásticas, tanto católicas como ortodoxas, respecto a los monasterios en general.
Realmente no estoy al corriente de las políticas actuales en cuanto a construcción y fundación de estos lugares pero lanzo una pregunta cuya respuesta podría significar un antes y un después en todo lo referente a estos preciosos lugares de culto, meditación y recogimiento:¿porqué coño hay que construirlos a tomar por culo de cualquier lugar civilizado?
CONSTATACIÓN CIENTÍFICA: durante el día de hoy he podido contrastar científicamente los diversos datos obtenidos a lo largo de lo últimos tiempos y puedo establecer el siguiente principio cuasi-matemático:
«En una escalera cualquiera, ya tenga un número par o impar de escalones e independientemente de su entorno, inclinación, longitud y orientación, siempre hay un lado chungo: el de abajo».
Explicado de forma no científica quiere decir que desde la parte de abajo de una escalera solo se puede subir (la otra opción sería alejarse de la escalera, lo cual queda fuera del ámbito de este estudio) y subir jode bastante más que bajar.
Además de la villa medieval, es recomendable el puerto y la zona comercial adyacente con todo tipo de artículos de recuerdo y muchos restaurantes (magnífica y abundante la comida local).
Fuera de la ciudad, se puede hacer una interesante visita a la recreación de un antiguo poblado sobre el lago en la Bahía de los Huesos y conocer el monasterio de San Naum y su entorno en la parte sur del lago muy cerca de la frontera con Albania, al que se llega por carretera o en barco desde Ohrid atravesando el lago de norte a sur.
En este punto, cabe señalar que tras unos días en Ohrid la cerveza sigue estando buena y adecuadamente refrescada.
A partir de este punto, no sé porqué, dejé de hacer los escritos diarios; quizá el haber llegado al inicio de la cuenta atrás para la vuelta generó un adelanto de la depresión postvacacional, el caso es que no volví a publicar nada más. Pero eso se soluciona ahora (tengo tiempo y recuerdo casi cada hora y si no me acuerdo lo invento).
Meteora (Grecia)
En fin, que toca dejar Ohrid y dirigirnos a los monasterios de Meteora en Grecia. Partimos sin prisa y como primera parada volvemos al monasterio de San Naum, que el día anterior no pudimos ver el entorno del monasterio. Han creado alrededor una especie de parque natural con el lago, el río que alimenta al lago, restaurantes, tiendas de recuerdos, parques infantiles…
Una gran cantidad de árboles protegen del sol las praderas y los restaurantes, muchos de los cuales están situados en plataformas flotantes en las aguas que llegan al lago. El objetivo principal de esta visita era inspeccionar en detalle las tiendas de recuerdos que vimos en la entrada del parque el día anterior desde el barco.
Aprovechando que ese tipo de tiendas me genera urticaria, me desmarqué del resto y pude ver en detalle la impresionante entrada de agua al lago, las zonas verdes muy cuidadas, las cartas de los restaurantes… Al final, salí con la idea que los fines de semana soleados, seguramente sería una zona a evitar.
La siguiente parada sería Bitola, a cerca de 100 kms. del monasterio, lo que suponía alrededor de 1:15 horas. Llegaríamos con el tiempo justo para ver la Torre del Reloj y el Bazar Viejo y comer antes de entrar en Grecia, distante unos 14 kms.
Nuestros cálculos fueron poco afortunados: sí vimos la torre porque estaba anclada al suelo, pero el bazar estaba ya vacío cuando llegamos, aunque sí pudimos confirmar el porqué de lo de “Viejo”. Eso sí, encontramos un sitio para comer muy interesante tanto por la comida como por los precios y lo que ya se había convertido en un clásico: buena cerveza.
De Bitola a nuestro destino del día, Kastraki (Tríkala) en Grecia, había poco más de 200 kms. Pero nos llevó más de las 3 horas previstas tanto por la tranquilidad con la que íbamos, como por las numerosas paradas para constatar si la cerveza griega mantenía el nivel (que debo decir que sí).
Llegamos ya entrada la noche y tras dejar los bártulos en las habitaciones nos acercamos al restaurante del hotel para cenar; el dueño nos informó del menú y los precios y tras confirmar los que nos había parecido escuchar en un inglés regular nos levantamos y nos fuimos: aquello era un robo digno de un político español.
Salimos del complejo y nos adentramos en las calles del pequeño pueblo en el que estaba ubicado el hotel y enseguida entendimos lo descabellado de la tarifa: la hostelería que había estaba cerrada, con lo que podía cobrar lo que quisiera. Menos mal que a la vuelta, resignados a no cenar o pagar el precio abusivo que nos indicó, encontramos un restaurante que estaba a punto de cerrar ya que no había gente por la calle y era cerca de las 10 de la noche. Preguntamos y amablemente nos trajeron de comer y, por supuesto, más cerveza.
Al día siguiente es el de la visita a los monasterios de Meteora. Impresionante, solo se me ocurre decir eso. No soy capaz de describir con justicia estos parajes, así que es necesario acudir a fotografías para entenderlo, aquí pongo algunas de las nuestras y en internet podrás encontrar otras muchas, además de descripciones, información de interés, etc.
En el valle del río Peneo, cerca de Kalambaka y Kastraki, se elevan una serie de colosos de piedra hasta alcanzar más de 600 metros, en cuya cumbre, fuera de toda lógica, se erigen diferentes monasterios desde el siglo XIV. Esto es Meteora, un paisaje inaudito e inolvidable.
Ya en el siglo XI había monjes habitando las cuevas naturales que había en las laderas de estas formaciones rocosas. Vivían como ermitaños gracias a las donaciones de los habitantes de las poblaciones más cercanas, Kastraki y Kalambaka.
Pasado el tiempo empezaron a construir templos y monasterios en esas mismas laderas y empezaron a cultivar tierras en los alrededores para no depender exclusivamente de las donaciones. Para subir y bajar tanto personas como materiales y alimentos se usaba un sistema de poleas, cuerdas y cestas.
En el siglo XIV, la invasión turca provocó la llegada de muchos monjes desplazados por la guerra , sobre todo desde el monte Athos, y esto provocó la construcción de muchos monasterios más en las cumbres de esos colosos de piedra. Se llegaron a construir 24 monasterios en las cumbres cuya única vía de acceso eran escaleras de cuerda que los monjes retiraban una vez llegaban arriba de forma que nadie más podía acceder a la cumbre. Posteriormente, idearon una especie de montacargas hechos con cuerdas para subir y bajar a los monasterios. En el siglo XX, a salvo de las invasiones turcas, los monjes excavaron escaleras en la roca, que es por donde acceden los turistas hoy en día.
Durante la Segunda Guerra Mundial, las tropas alemanas destruyeron muchos de los monasterios porque la resistencia griega se refugió en ellos tras la invasión y ocupación militar de Grecia. Hoy quedan 13 monasterios de los que 6 son visitables. De ellos, 4 están ocupados por una pequeña cantidad de monjes mientras que los otros 2 son comunidades de monjas.
El sorprendente paisaje que conforman estas formaciones rocosas se debe a que en su días la zona estaba ocupada por un gran río, el cual varió su curso y desembocadura y por efecto de la erosión y los terremotos la zona se hundió dando lugar al impresionante paraje que es hoy.
Una vez recuperado la impresión producida por los monasterios, llegué a una conclusión: los turcos de la época debían ser muy chungos para que a los monjes se les ocurriera la loca idea de subir ellos y los materiales a las cumbres de esas formaciones y construir los monasterios.
Por algún sitio he leído que el primero tardaron 25 años en subir el material de construcción y otro tanto en construir el monasterio; la mayor parte de los monjes que iniciaron la construcción no vio el monasterio terminado.
Muy recomendable visitar alguno de los monasterios, nosotros vimos el Monasterio del Gran Meteoro o de la Transfiguración, al cual se llega subiendo los 146 escalones excavados en la roca en 1923. Contiene a Iglesia de la Transfiguración de estilo bizantino con lo restos del fundador así como unos frescos de gran calidad artística que reflejan los martirios a los que fueron sometidos los cristianos. Por cierto, menuda mala leche que tenían los ejecutores, supongo que otomanos; fueron capaces de inventar multitud de formas diferentes, a cual más bestia, para cepillarse cristianos. Es decir, que a la vista de esas imágenes, la motivación para construir los monasterios era clara.
Melnik (Bulgaria)
Desde Meteora salimos hacia Bulgaria, concretamente a Melnik, sin más que reseñar que una espléndida comida en un pequeño y maltrecho restaurante de un pueblo cerca de Salónica, soy incapaz de recordar el nombre del pueblo.
Melnik nos sorprendió, es un pueblo muy bonito. Realmente lo escogimos como destino porque estaba a la distancia adecuada de Meteora, además quedaba bastante cerca del destino del día siguiente (monasterio de Rila) y estaba en Bulgaria donde el alojamiento es más barato que en Grecia.
Sin embargo, cuando llegamos nos encontramos con un pequeño pueblo que curiosamente mantiene la categoría de ciudad siendo la más pequeña de Bulgaria con sus poco más de 300 habitantes. Además, es una reserva arquitectónica y tiene alrededor de 100 construcciones declaradas monumentos culturales. También hay que señalar su excelente vino.
Esta pequeña ciudad está orientada al turismo interior, hay multitud de restaurantes con una pinta estupenda y al menos uno de ellos (en el que pudimos sentarnos porque estaban todos llenos) con una muy buena y barata comida.
Rila (Bulgaria)
Al día siguiente, tras un espectacular desayuno en el hotel, partimos hacia Rila, a poco más de 100 kms. Teníamos dos objetivos: visitar el monasterio de Rila y localizar un restaurante en el pueblo en el que hablaban español.
El monasterio de Rila se encuentra enclavado en las montañas del Parque Nacional de Rila y está declarado como Patrimonio de la Humanidad en 1983 por la UNESCO. Fundado por San Juan de Rila (Iván Rilski), ermitaño que vivió en una cueva a unos 4 kms. del actual monasterio.
Iglesia de la Natividad Iglesia de la Natividad Patio Frescos interiores Frescos Exteriores Escaleras alojamientos Iglesia de la Natividad No, no es cerveza Torre de Hrelyo Torre de Hrelyo
El complejo del monasterio ocupa algo más de 8000 m² repartidos entre edificios religiosos, residencias y museos. Está rodea por una muralla defensiva de 24 m. de altura y cuenta con 300 habitaciones. Es espectacular e imprescindible en cualquier visita a Bulgaria.
El actual monasterio se reedificó en su emplazamiento actual en el siglo XIV, aunque ha sido varias veces destruido y reconstruido debido a las invasiones turcas y, a principios del siglo XIX, por un incendio.
Tuvimos que interrumpir apresuradamente la visita por una tromba de agua, pero fue bastante oportuna, ya que se acercaba la hora de comer con lo que nos dirigimos al pueblo de Rila para localizar el restaurante búlgaro en el que hablan español: “Strandjata Restaurant”. Realmente fue agradable elegir la comida sabiendo lo que pedíamos. Allí cruzamos unas palabras con un grupo de unas 15 personas de Valencia que también aparecieron por allí.
Sofía (Bulgaria)
Tras la comida enfilamos hacia Sofía, nos quedaban algo más de un par de días para finalizar las vacaciones, suficiente para conocer un poco la ciudad. Sofía me resultó una ciudad rara, mantiene aún una estética postcomunista que no ayuda en la primera impresión, sin embargo, paseando por sus calles se observa que prima la juventud, es una ciudad joven, animada, amable, con una noche muy animada y con mucho para visitar.
Algunos de esos sitios para ver podrían ser (sin ningún tipo de orden):
- la iglesia Sveti Georgi, del siglo IV, de la época romana, situada en el patio de un edificio administrativo del gobierno y muy cerca del antiguo asentamiento de Serdica. Sigue con actividad religiosa.
- la iglesia Sveta Petka, situada bajo el nivel del suelo y rodeada por una especia de centro comercial subterráneo.
- la catedral ortodoxa Alexander Nevski, uno de los edificios más emblemáticos de Sofía y principal centro religioso de la ciudad.
- la iglesia de Santa Sofía, construida en el siglo VI, siendo emperador Justiniano.
- la sinagoga Central, es la sinagoga sefardita más grande de Europa y mi primera sinagoga.
- Mezquita Banya Bashi, construida durante el periodo de ocupación otomana de Bulgaria., finalizada en 1576.
- la iglesia de Boyana, iglesia ortodoxa medieval situada en las afueras de Sofía.
- Iglesia de San Nicolás, consagrada len 1914 se construyó para la comunidad rusa de Sofía al lado de la embajada rusa.
- La Catedral de Santo Domingo o Sveta Nedelya, reconstruida entre 1927 y 1933, tras quedar totalmente destruida por un atentado con bomba en 1925 que pretendía acabar con la vida del rey Boris III.
Tras todo esto, solo quedaba la vuelta a casa que realizamos sin más contratiempo que haber olvidado el café que nos dieron en el avión a la ida y volver a pedirlo. Ya en casa, la consiguiente depresión y prepararnos para la vuelta al trabajo, no sin antes hacer unos kms. en solitario por lo alrededores de casa con la moto, que aguantó pacientemente nuestra vuelta.
Me ha gustado recordar… Y me he reído sola recordando el momento sacarina en el único restaurante que nos entendían!!
Vaaaayaa!!!! No lo recordaba hasta que te he leído, que historia más adecuada que se me ha escapado.
Aún deben estar recogiendo pastillitas sin saber de dónde salen.